A ambos lados de los frentes de guerra (y de cualquier frontera, que no deja de ser un frente de guerra fosilizado, de ahí su nombre) habitan gentes con muchas más cosas en común de las que habitualmente se presupone. Y también, en cada uno de los lados de cada línea del frente o frontera hay mucha más diversidad de la que se cree. Saltamos por encima de la línea del frente de guerra para escuchar las músicas del pueblo, comenzando en el este de Ucrania, con la Hudaki Village Band y sus conexiones húngaras y gitanas, y con la fanfarria «klezmer» Konsonans Retro. Siguiendo el hilo de la música «klezmer«, originaria de las comunidades judías de Europa central y oriental, conseguimos burlar los controles para acercarnos a escuchar la música de Dobranotch en San Petersburgo. Continuamos con el estremecedor proyecto «Yiddish glory«, que rescata canciones olvidadas de los judíos que lucharon contra la invasión nazi en el ejército soviético, para deleitarnos después con el talento musical y la esmerada técnica del guitarrista Enver Izmailov, con raíces en la comunidad tártara de Crimea. También con raíces tártaras, pero, en este caso, de las comunidades del Volga, nos visita la muy inventiva artista Zulya Kamalova. Seguimos con una gran voz rusa, la de Tatyana Molchanova (en la foto), el canto coral del conjunto Balkhar, desde el Daguestán, y las polifonías cosacas de Kazahya Sprava
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